miércoles, 23 de julio de 2008

The Dark Knight

EL JOKER BAJO LA MANGA DE BATMAN


Cuando escuché y leí los comentarios tan buenos que recibía la nueva película del “Caballero de la Noche”, no dudé en ir al cine a verla. Lo primero que me pareció extraño y de muy mal gusto, hasta discriminadoramente, es que casi en todos los cines de Lima, la película está doblada al español. Ya no es fácil encontrar un film subtitulado. Solo los puedes encontrar en cines que se encuentran en distritos económicamente acomodados o en los cines no tan populosos, pero funciones en altas horas de la noche. Lo que da a pensar es que si no estás en esa clase de gente que puede pagar más dinero y vivir por buenos sitios, pues te jodiste, la tendrás que ver doblada, sin gozar de la verdadera calidad de la película. Sé que muchos pensarán que está doblada, pues va dirigida a un público mayoritariamente joven y quizás infantil, pero vamos, no se trata de una trama como Kung Fu Panda o Wall-E, que sí tienen todo el derecho de presentarlas dobladas, hasta hacer marketing con la voz de un conocido conductor de un programa de Cine, que solo se para Escapando de ellos, pero no hace ninguna crítica a las películas, pues las vende como pan caliente. Ya cuando ha pasado la temporada y ya las ha publicitado hasta por gusto, recién dice que no le pareció tan buena, pero en son de broma, pero ya pues, le hiciste caso, fuiste a verla, llevándote un verdadero fiasco de película. La trama no está dirigida para el público infantil, a pesar que sea una adaptación de un Cómics. Ni siquiera en esos cines, llamémoslos “para el pueblo”, se brinda la oportunidad para elegir si quieren verla doblada o subtitulada. Claro, por eso que te cobran un poco menos que los demás, pero con el mismo nombre y prestigio que tienen los Multicines que encuentras por toda la capital. Una verdadera vergüenza.
A pesar que salí a la 1:30 de la madrugada y que duró 150 minutos, la verdad es que, me pareció muy entretenida y a la vez, encontré una historia basada en la historieta, que plantea un héroe más oscuro, solitario y misterioso. Batman, que vuelve hacer interpretado por Christian Bale, regresa a continuar la guerra contra los criminales y la delincuencia organizada que tenía tomada la ciudad de Gotham, proponiéndose acabar con ella, con la ayuda del teniente Jemes Gordon (Gary Oldman) y un nuevo personaje que aparece como un buen aliado, persona confiable y recta para acabar con el crimen, el Fiscal de Distrito Harvey Dent (Aaron Eckhart). Los tres, toman acciones arriesgadas y muy frontales contra estas mafias, dándoles buenos resultados y apresando a la mayoría de ellos. Hasta que se ven sorprendidos por una serie de asesinatos a conocidas autoridades, poniéndolos en aprietos, amenazas de bomba, destrucción de hospitales, secuestros. Solo una mente anárquica intentará apoderarse de la ciudad, el cuál se hace llamar, el Joker (Heath Ledger), un peligroso psicópata que trata de imponer el caos de una forma malévola. Esto fuerza al hombre murciélago, a decidirse entre ser el héroe que todos esperaban o ser un villano del cuál todos temen y odian.

Esta nueva saga de The Dark Knight o El Caballero de la Noche, está basada en uno de los personajes más misteriosos de DC Comics, Batman. Dirigida por Christopher Nolan, que impregan una visión mucho más realista a las actitudes y costumbres del hombre murciégalo. Siendo la secuela da la película que el mismo Nolan dirigió en el 2005, Batman Begins. Curiosamente, aplicarán un método muy vendedor, con resultados positivos. Tendrán una antología animada en DVD, Titulada Batman: Gotham Knight, que estará compuesta por seis cortometrajes cuya acción se ubicará entre los filmes Batman Begins y The Dark Knight. Como lo hace Lucas Films con su taquillera producción, Star Wars. Actúan en esta película, Christian Bale (Batman y Bruce Wayne), Michael Caine (Alfred Pennyworth, mayordomo y amigo de Bruce Wayne), Gary Oldman (James Gordon, teniente de la policía de Gotham City), Aaron Eckhart (Harvet Dent, Fiscal del distrito), Morgan Freeman (Lucius Fox, encargado de las Empresas Wayne), Maggue Gyllenhaal (Rachel Dawes, ayudante del Fiscal) y Heath Ledger (The Joker). Consiguiendo y batiendo todos los récords de taquilla, superando a películas como Star Wars Episodio III: La venganza de los Sith y ganándole a otro super héroe taquillero, Spiderman 3, obteniendo ganancias de 155,3 millones de dólares.

La actuación que se resalta y llega a robarse la película, es del actor australiano, Heath Ladger, fallecido meses antes que se estrene la cinta. Personifica con un estilo muy particular a The Joker (Guasón). Es uno de los archienemigos del Caballero de la Noche, siendo uno de los villanos más influyentes, siniestros y peligrosos en la historia de los Cómics, gozando de un reconocimiento popular. Es un genio criminal retratado como un payaso, pero con personalidad psicópata que no duda en asesinar para lograr sus objetivos o sentirse mejor consigo mismo. Su imagen está inspirada en la película “El hombre que Rie” de Paul Leni, 1928, basada en la novela del mismo nombre de Víctor Hugo, en la que un ladrón deja una carta comodín (Joker, Bufón) en todos sus crímenes. Aunque al comienzo, este villano casi muere en su segunda aparición, sus creadores decidieron salvarle la vida y tenerlo como referente en la vida de Batman. No solo Ledger ha sido el encargado de interpretar al Guasón, sino que también lo hicieron, César Romero, en la serie de televisión Batman, en los años 1960 y el muy reconocido actor, Jack Nicholson, en Batman (1989), del cuál se decía que hasta el momento era la mejor caracterización de éste personaje. Aunque debo añadir, que el Joker de Nicholson era mucho más bromista, más juguetón, más cómico. En cambio el de Ledger, es mucho más psicópata, con tics de por medio. Logrando con su maquillaje una caracterización que lo hace ver mucho más veterano, y con las cicatrices en sus mejillas, que trasmiten temor. Claro, que hay pasajes en dónde no deja de ser bromista, no perdiendo así su esencia. Dicen algunos críticos de cine, que con la actuación de Ledger, se puede ganar el segundo Oscar póstumo en la historia de los premios de la Academia, otros en cambio, ven la película fuera del contenido sentimental o de enseñanza, que pudieron tener, Titanic, El Aviador o Pandillas de New York, que es lo que busca Hollywood, para vender sus grandes producciones y lanzar a sus nuevas figuras al estrellato de la fama. Creo que lo tendría merecido, al menos una nominación, pero quizás la presión de la gente influya en algo para que se galardone a Ledger, convirtiéndolo así en una leyenda para el cine. Lamentablemente, sucede esto, solo cuando te mueres, como el caso de los cantantes, Kurt Cobain, Elvis Presley o John Lennon, espero que no siga estos pasos la cantante Anny Winehouse, aunque no creo que esté muy lejos de lograrlo.
Sí llegan los premios de la Academia y ni siquiera está nominado Ledger, pues aquí, al menos, en este pequeño pero humilde espacio, desde ahora le damos un caluroso reconocimiento por interpretar tan estupendamente a The Joker. Sí hay una tercera versión u otras películas de Batman, se le extrañará al Guasón de Ledger.

jueves, 3 de julio de 2008

Universitario de Deportes Campeón del Torneo Apertura 2008

Dale Alegría… a mi Corazón...!!



Resumen del partido en el cuál se consagró la "U" Campeón del Torneo Apertura del 2008



Debo confesar que hace tiempo que no pensaba asistir al estadio. Cuándo era más joven, iba muy seguido, pues tenía amigos del colegio que también eran hinchas de aquel equipo con camiseta color crema. Incluso, cada uno se identificaba con los jugadores de esa época, comprándose su remera con un número distinto, para que no existiera riñas ni peleas. Hasta nos batíamos en grandes duelos, en una cancha de tierra, que estaba llena de rocas y pequeñas piedras que hacían que el balón diera extraños rebotes y confundiera a todos los jugadores. Con un único objetivo, meter la pelota entre los tres endebles palos de madera, que era el único atractivo de ese campo de juego, contra el grupo de hinchas aliancistas, que también defendían ardorosos su camiseta, todos éramos compañeros del salón de clases. En esas años, de los 90’s, fuimos muy felices, comparados con los del equipo rival, pues la “U”, no paraba de ganar títulos en el ámbito local, pues en la Copa Libertadores ya empezaba a declinar su juego y a pesar que le ponían mucho esfuerzo, éste no alcanzaba para derrotar a esas instituciones que tenían un planteamiento muy definido y un trabajo a largo plazo, lo que no se daba en la tienda crema.



Y así fue creciendo mi fanatismo hacia el equipo que llevaba como único escudo la letra “U”. Hasta que pasaron algunos años y fui creciendo. Por medio de unos amigos, empecé a ir al viejo Estadio Nacional. En esos tiempos, se programaban mucho partidos uno seguido del otro, hasta habían tripletes en ciertas ocasiones. El país aún no contaba con otros estadios para jugar los encuentros del campeonato local, además que la mitad eran equipos de la capital, que no contaban con su propio escenario deportivo, teniendo a la mano un estadio céntrico, le salía más barato para los dirigentes, jugar de preliminar a un equipo llamado grande. Incluso, como tenían un porcentaje de la taquilla, pues les resultaba factible, ya que, sus equipos no contaban con más de 50 aficionados. No era tan mala la idea, pero solo pensaban en no juntar en un mismo día a los hinchas de Universitario con los de Alianza Lima, claro, solo se daba éste acontecimiento en los clásicos. No contando que aquellos denominados “equipos chicos”, como Cristal, Cienciano, Municipal y Boys (los primeros mencionados, iban a escribir momentos de gloria para el fútbol peruano, y los dos últimos, aumentarían sus aficionados, no por ganar grandes cosas, sino más bien por tradición de sus familias o del barrio). Puedan tener una cantidad de seguidores que pueden llenar estadios.



La Trinchera Norte siempre presente apoyando a la "U"




Solía ir a la temida “Trinchera Norte”, claro, acompañado de un grupo de amigos, nos vacilaba todo el entorno, nos creíamos invencibles, pues éramos capaces de todo por ayudar a ganar a nuestro equipo, desde la tribuna. Siempre nos pedían saber todas las canciones, con el corazón en la mano y saltando, nos hacíamos sentir en el estadio. Era una sensación increíble, pues alentábamos sin cesar al equipo de nuestros amores, a tener un resultado contundente y victorioso. Cuando las cosas no salían bien, el ambiente se enrarecía, empezaban los pleitos, se empujaban unos a otros. Incluso fuera del estadio, algunos grupos asaltaban a las personas que tenían la desdicha de cruzarse, ese día, en su camino. Mis amigos, iban siempre a las reuniones que hacia la barra para que les vendan las entradas a mitad de precio (después de tiempo, me enteré que la misma institución les entregaba gratis los boletos para que lleven gente a alentar, pero claro, los cabecillas de cada grupo, las vendían a mitad de precio, teniendo ahí su negocio y su forma de existir en la sociedad. Ahora entiendo por qué se peleaban tanto por tener el liderazgo de la barra). Es por eso, que dejaron de ir familias enteras al estado, las barras crecieron, todo era vandalismo, no se respetaba a nadie, menos al rival, a ellos había que exterminarlos.



Eso me alejó de la barra Norte, me esmeré para juntar un poco más de plata y me fui a la Tribuna Oriente, la más añeja de Universitario. La gente era más calmada, no te exigían saber todos los cánticos posibles y ahí si te nace apoyar, pues apoyas, sin recibir amenaza alguna. Pero, a pesar de que todo iba bien, noté que el campeonato local estaba decayendo en su calidad. Los equipos peruanos solo reinaban en nuestro territorio, podían ganar todo, tener las mejores hinchadas, pero cuando iban a jugar a otros lugares de Sudamérica, regresaban con las cabezas agachadas, no solo pasaba eso en los clubes, sino también en la selección. Teniendo que recordar siempre aquél cántico de los años 80’s, “Perú campeón… es el grito que repite la afición” o viendo hasta la hartazgo los goles de “Cachito” Ramírez, en la Bombonera, en los años 70’s.
Esos fueron los motivos fundamentales por los cuales me fui, poco a poco, separando del ambiente de las tribunas, desde el año 1999, cuando salió bicampeón Universitario. Ni la construcción espectacular del nuevo y moderno estadio de la “U”, el “Monumental”, me hizo regresar a las gradas. Salió Tricampeón, al siguiente año, pero, de ahí, entró en una seguía de títulos, pero aún así, hasta ahora, no le pueden quitar el calificativo del “equipo más ganador en el Perú” (digo bien, pues es el que más títulos locales ha conseguido, no es así, si hablamos de títulos internacionales). Incluso, ni clasificaba a la Copa Libertadores, pues aquellos equipos que antes eran llamados “chicos”, crecieron y desplazaron en el juego al tan querido equipo crema, haciéndolo cada vez más un equipo de compañía o de media tabla. Ya ni la garra, esa característica tan famosa que lo hizo Subcampeón de la Libertadores, en el año 1972 existía, a los jugadores les pesaba la camiseta, sentían presión, para colmo se contrataba mal a los extranjeros, ni los ídolos merengues que quedaban en esos tiempos, podían salvar al equipo.



El equipo Crema, que en todo el Apertura solo empetó un partido de local, los demás lo ganó y esa noche no fue la excepción.




Notaba que el equipo no andaba bien, solo tuvo un pequeño esplendor en el año 2002, al ganar el Torneo Apertura, pero no pudo clasificar ni ganar el campeonato nacional. Ahora, después de 6 largos años, sin gozar de un título, aquél equipo de la “U”, vuelve a estar en boca de todos, no porque tenga un papel vergonzoso en el campeonato, sino porque está en la cima de la tabla y jugando mejor que sus rivales, con ventaja de 7 puntos de Cristal y de 20, de Alianza. Con la posibilidad de salir campeón ante su gente y en su estadio lleno de hinchas cremas, con ansias de sentirse campeones.



Siempre es bueno tener ese tipo de alegrías en el alma, claro que no cambia de manera extraordinaria tu vida, pero por un momento de hace olvidar todas tus dificultades que enfrentas en esos instantes, añorando ver una luz al final del camino. Me hallaba ante tal incertidumbre y quería olvidar todo. Regresando a las tribunas para alentar al equipo de mis amores. Era una decisión que me costó mucho, pues, no había ido al “Monumental” anteriormente, y ahora estaba solitario, sentado en el micro, que pasaba cerca de aquel escenario. La sensación fue primero de admiración, ante tal obra arquitectónica y segundo, de sentirme orgulloso de poder asistir a mi hogar, que por años deje de visitar. A pesar que caminaba solo por las diez cuadras que separaban el paradero, en donde me dejó el microbús, del estadio, veía que a mí alrededor, la gente que caminaba apresurada y otra calmada, pero que tenían el mismo destino, ir al Monumental.



Personas de todo tipo de razas, que venían de diferentes partes de Lima, algunos iban con sus remeras de barristas que se identifican por distritos y otros con su camiseta original o “bamba”, pero eso no importaba, total, iban de crema. Se confundían, en ese mar de multitud que llenaba de tope a tope esas diez cuadras, individuos de distintos niveles socioeconómicos, algunos llevaban a su familia entera. Notaba entusiasmado, al padre que le compraba una chompa a su criatura o una gorra y éste, se la ponía con toda la ilusión del mundo. Me quedé pensando que en el futuro, cuando tenga mi propio hijo repetiré esa misma escena. Pero, lo que me llamó bastante la atención (lo cuál era algo lógico), era ver una muy buena cantidad de féminas, con sus camisetas cremas, en grupo o acompañadas de algún hombre. Algunas demostraban la belleza de la mujer que era hincha de la “U”, cuándo veía pasar a una, recordaba mucho ese cántico de años atrás, que entonaban en la Trinchera Norte, cuando se deleitaban al ver contornearse una linda chica: “ése culo… es crema”.



Ya dentro del escenario, las tribunas se teñían de un solo color en sus cuatro lados, ese era el crema. Cada persona tenía una especie de bolsa en forma de tubo, que al llenarla de aire se transformaba en un globo. Los lanzaba cuándo salía el equipo a la cancha. Volví a encontrarme con la histórica barra en la tribuna de Oriente, ya no reconocí a los personajes que antes pululaban por el Estadio Nacional, sino que había más jóvenes que de costumbre. Pero ahora, ya no me encontraba con la misma disposición de saltar todo el partido, de gritar todos los 90 minutos que duraba, hasta quedarme completamente sin voz.


Vista desde la Tribuna Oriente, dando la vuelta olímpica celebrando el campeonato

Creo que al pasar los años, uno se va dando cuenta que puede ser un aficionado al fútbol y no un hincha irreverente que no entendía de razones ni circunstancias, sufriendo por su equipo, como antes lo era. Esos tiempos ya pasaron por eso, respetando mis ideales, me busqué un asiento para disfrutar el partido, alejado de la barra. Y lo llegué hacer apreciando el encuentro sentado y cuándo era hora de alentar, pues uno gritaba a todo pulmón. Me impresionaba ver el estado lleno, con gente que quería ver a su equipo dar la vuelta olímpica, tan anhelada por años. Era todo un espectáculo, sacaban sus cámaras fotográficas, retratándose con el fondo de la aún temida barra de la “Trinchera Norte” o el campo de juego, todos orgullosos de ser hinchas Cremas. En pocas palabras se vivía una fiesta en las tribunas. Me sentía en familia, claro que también aproveché para captar en mi celular algunos recuerdos de aquella visita al hermoso estadio que tiene la “U”. A pesar que el equipo de Cienciano, nos hizo pasar un sobresalto a todos los presentes, el equipo Crema, se supo imponer en su juego y acabó triunfando por el marcador de 3 a 1, para felicidad y el festejo de toda la hinchada.



Otra vez, pude tener la dicha de observar en directo, desde el mismo escenario deportivo, la vuelta olímpica del equipo del cuál me hice hincha hace más de dos décadas y que lo acompaño desde siempre. Es el título número 25 en la historia del club, pero tengo que tener presente que aún falta otro torneo el Clausura y luchar por el campeonato Nacional. Se nos viene la Sudamericana, la Libertadores para el 2009. Espero de corazón, que se llegué muy lejos en ambos torneos internacionales y que la “U”, recuperé su nombre y prestigio, que antes se le tenía a bien reconocido. No solo en el ámbito local, sino afuera también. Quizás éste sea un buen comienzo de la recuperación, no solo del equipo crema, sino del fútbol peruano, que tanto necesitados. Salí de lo más contento del estadio, ni siquiera me importó caminar más de 20 cuadras para encontrar mi micro, ni estar cansado, ni llegar de madrugada a mi casa con hambre. Volví a tener esa sensación de felicidad, que solo un aficionado del fútbol puede comprender y más sí es hincha Crema. No creo que éste haya sido mi último encuentro con las tribunas, ni tampoco espero que sea el último título de la “U”, pero lo que sí tengo presente es que éste sentimiento que me mantiene unido al equipo sigue intacto y que a pesar de los años y de las circunstancias, no cambiará nunca. Ese mismo sentimiento, hoy me permite decir: ¡Dale “U” Campeón!