jueves, 1 de enero de 2009

Empezando el año escribiendo.

Buena Suerte… Compañero!!!

Sé que serán pocas las palabras que diré en esta nota, pero solo quería escribir algo para empezar bien el año. Me rondan muchas cosas en la cabeza, miles de historias que contar. Algunas malas, otras buenas, pero la mayoría siempre me dejó una enseñanza. No sé si aprenderé a no caer en lo mismo, aunque lo dudo, pues tengo que tropezar varias veces para aprender la lección. El año que pasó estuvo cargado de ilusiones, muchas ilusiones, en mi vida sentimental me sentí fenomenal, a pesar de la distancia, debo agradecer a la persona que me hizo sentir algo que no había experimentado en mi vida. Si le llaman amor, pues creo que lo volvería a sentir. A pesar de todo lo que sucedió y como terminó. Ya ni siquiera somos amigos ni nada. Pero debió terminar así, para el bien de los dos. Aunque creo que más por su bien, pues en mi mente estará presente su alegría y su felicidad. Desde esta pequeña ventana, le deseo lo mejor, aunque haya dejado de leerme y de ser una habitual lectora de este espacio. Quizás más adelante lo lea, porque las heridas son profundas, pero no quería dejar pasar la oportunidad de agradecerle (siempre lo hice), por todo lo vivido, por su aprecio y preocupación, y sobre todo, porque me sentí en las nubes con su amor. No sé si fue sincero o no, pero lo que importa es que el producto fue muy bueno. Tan bueno fue, que me inspiró muchas veces a escribir crónicas de amor, de odio, de felicidad, de sufrimiento, de distancias, de todo un poco. Ella lo sabía muy bien, por eso que entiendo su lejanía por estos umbrales. Fue mi “Musa”.
Mis heridas van sanándose de a poco, el tiempo es clave en ese aspecto. Me siento mejor. No pensé salir del hoyo negro en el que me encontraba. Para mi mala suerte, volví a ver a una persona del pasado, que creí que me conocía totalmente. Pero me equivoqué. Me dijo muchas cosas que de un golpe certero en el mentón, me tumbó en la lona, que no me levantó pasados los diez segundos. Fue un remezón en mi vida. Lo peor de todo fueron sus palabras con mucha mala vibra, descargaba su odio hacia mi persona, porque a ella tampoco le iba bien. Me pareció muy injusto. Lo malo, es que todo lo que me dijo, era cierto. Dicen que la verdad es dolorosa, ahora la sentí con mucha más fuerza y con la guardia desprotegida. No le guardo ningún rencor a ella, solo espero que todas las cosas que me dijo aquella triste noche, también las tome en cuenta, que se escuche, pues ambos estábamos en la misma situación. Es verdad, intenté acercarme a ella, para poder olvidar y creo que también lo necesitaba. Incluso pensé en estabilizarme con esa relación, las ilusiones volvieron. No perdía nada y ganaba mucho. Otra vez jugué a la ruleta rusa, con el mismo resultado, apreté el gatillo haciendo salir la bala. Es extraño, pero a pesar de todas las cosas que me hace, sé que nos encontraremos siempre por ese camino oscuro, que solo ambos conocemos como la palma de la mano. Y hablaremos, reiremos y otra vez, pasará lo que tiene que pasar, para alejarnos sin decir nada del futuro inmediato. Ella cerrando su puerta y pensando que hoy lo olvidó, que puede tener otro amor, pero al despertar, se da cuenta que fue un error pensar eso, y que aún lo ama. Me despediré de ella, tomo la ruta más larga para llegar a casa, con la cabeza agachada, en medio de la soledad de la madrugada, pensaré que le hice daño, que no la amo. Me gusta, que es agradable su compañía, pero para volver tendremos ambos que claudicar en algunos aspectos, personales y sentimentales. Lo bueno, es saber que aún la puedo besar y sentir todo el pasado, lo malo, es saber que beso a una persona que está pensando en su verdadero amor, ella lo sabe, yo lo sé, pero callamos y dejamos que todo trascurra libremente. Es justo por esa libertad que nos buscaremos y ese día pasará de todo.
Tengo que agradecer a las personas que me ayudaron mucho con sus concejos, aunque cuando pasas por momentos malos, ninguna palabra es suficiente para calmar tu dolor. Pero me lograron levantar del suelo. Me dieron muchas fuerzas para salir del hoyo negro en el que me encontraba atrapado sin salida. Pero estuvieron ahí presente, a mi lado, poniéndome el hombro cuando necesitaba llorar, poniéndome buena cara, cuando necesitaba ver una sonrisa, poniéndome la cerveza, cuando me veían pésimo. No es fácil encontrar amigos, puedo decir que los tengo, y son de lo mejor, no los nombro ahora, porque esto es un resumen general, ellos saben cuando escribo sobre ellos, con otros nombres, con otra personalidad, pero se dan cuenta, porque hablo de sus historias.
Uno se llega a cegar. Pero el tiempo te da razones suficientes para que abras los ojos y puedas ver todo con más claridad. Te das cuenta de muchas cosas y toda tu ilusión se va por el retrete. Ahora te pones a pensar por qué amar a una persona que ya no te ama. Amas a la persona que antes te demostraba amor, pero ahora es distinto. Y si vuelves con ella, la encontrarás distinta y te demostrará todo lo malo, pues ya no le interesará demostrar su mejor lado. Cuando pierdes el orgullo es lo peor. Me di cuenta después. Pero aprendí. Ahora será distinto, eso espero.
Me ayudó también el trabajo que me obligaron, en cierta manera, a entrar. No pensé que sería tan difícil, me probaron, me presionaron mucho, me sentía cansado, exhausto, quise renunciar, pero un amigo me decía que aguantara, que así es el trabajo y que en todo centro laboral pasaba estas cosas. Mi honestidad, que no es una virtud, sino un deber de tenerla. Se vio afectada en ocasiones por los constantes cambios de los superiores. Ya las personas con las que tenía a cargo, no creían nada de lo que buenamente les decía. Reclamaba como un león furioso, pero me di cuenta que mis rugidos no podían ser escuchados, solo se perdían en el viento. Y poco a poco, me hicieron saber que estaba en una jaula y por lo tanto, éste “rey de la selva”, era uno más del montón. Como siempre mi antipatía flotó por los aires y me gané enemigos, rivales y todo lo demás. Cometí muchos errores en mi trabajo, por mi falta de experiencia en ese tipo de labores, lo reconozco. Lo molesto es que me prometieron el apoyo que nunca llegó, y que a otras personas si les llegaba. Miré alrededor y encontré varias jaulas, es ahí, cuando empecé hacer conocidos, por una misma causa, en contra de la opresión y la demagogia. Logramos lo impensado, cumplimos la meta, los de arriba estuvieron contentos y ahora tuvieron palabras de reconocimiento al trabajo realizado por este servidor. No creo que vuelva a pasar por lo mismo, pero nunca se sabe cuando uno tiene que pasar necesidades.
Lo más gratificante del trabajo, fue que pude conocer muchas personas humildes. Subí colinas y encontraba personas con quienes entablar conversaciones. No tenían nada, tenían grandes necesidades. Las casas eran de esteras, cartones y los techos de bolsas. El polvo era el pan de cada día. El sol era un espectador que agobiaba a todos. Caminar por sitios totalmente desconocidos y alejados, en donde terminaban las carreteras y los propios pobladores, con piedras sacadas de los cerros, hacían sus propios caminos. Era sorprendente ver como personas pueden sobrevivir a todos esos aspectos. Pero lo mejor y agradable era que nos recibían con una sonrisa en los labios partidos y sin dientes. Con un abrazo. Hasta cuando nos veían cansados por la faena realizada, nos invitaban almuerzos o gaseosas. Muy generosas las señoras. Quizás no tenían ni un centavo para ellos, pero se esforzaban por quedar bien con nosotros. Me di cuenta que las personas que más necesitan y las que tienen más carencias, son las más humildes y solidarias con las personas, pasa todo lo contrario con los individuos de la alta sociedad, aquellas que incluso tienen lo que se llama una “buena” educación. Me encantó encontrarme en el camino con personas tan solidarias y humildes. Me faltaban esos aspectos que pueden llegar a tener la gente. Me despedía de ellas siempre agradeciéndoles por su colaboración, pues a ellas no les pagaban ni un centavo, por ayudarnos a realizar nuestro trabajo. Claro que contaré más adelante sobre esas experiencias muy enriquecedoras para mi persona.
Espero que este año sea mejor, en varios aspectos, personales, sentimentales y educativos, pero mientras tanto, quiero agradecer a las personas que conocí en el 2008, que aún las veo y que posiblemente ya ni me recuerden. Agradecer a todos mis amigos que se portaron de maravilla todo el año pasado y me alegra de tenerlos, nunca cambien y si cambian será para bien. Un agradecimiento especial es para mi familia, a mis padres, hermanos y sobrinos, que sin ellos no tendría una razón para sonreír y secar mis lágrimas para que no se den cuenta que me siento mal. Y a todas las personas que por equivocación o por buscar buenas fotos y bajársela, han entrado a este portal, que son la mitad de visitantes que tengo. También para las personas que en silencio leen las historias aquí contadas, pero que no dejan su comentario. Para las personas que se sintieron contentas, tristes o amargas al leer todo lo que escribo. Espero mejorar cada día el contenido y ser mejor.
Señores y Señoritas… GRACIAS!!! Que tengan un Próspero Año Nuevo.
Les desea “El Huerta Perdido”.